El tratamiento antirretroviral que actúa después de una posible exposición al VIH, conocido como profilaxis postexposición (PEP), debería estar disponible y “a mano” y así formar parte del abanico de opciones de prevención, en especial para aquellas personas que tienen relaciones sexuales de forma esporádica.
Así lo afirmó un estudio realizado en Canadá y presentado durante la Semana de las Enfermedades Infecciosas (IDWeek 2023) en Boston, EE. UU., que se llevó a cabo del 11 al 15 de octubre pasados.
Opciones farmacológicas disponibles
Hasta ahora, la estrategia a la que más se ha dado difusión entre personas con alto riesgo de adquirir el VIH es la profilaxis previa a la exposición (PrEP), que ha demostrado reducir el riesgo de adquirir el virus si se toma consistentemente. Sin embargo, dicen los autores de la investigación, no está claro si las personas con una frecuencia muy baja de exposiciones al VIH tienen opciones adecuadas de protección (dejando a un lado el uso del condón).
Como reporta el sitio web del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH), se eligió estudiar un enfoque novedoso llamado profilaxis postexposición “a mano” (o PIP, por las siglas en inglés para PEP In Pocket), diseñado para personas que tienen una baja frecuencia de exposiciones de alto riesgo al VIH.
La PEP implica tomar un tratamiento antirretroviral durante 28 días después de una exposición al VIH. Aunque este esquema generalmente se administra de manera urgente, la PIP puede ser una alternativa válida en circunstancias específicas, como en caso de la ruptura de un condón, relaciones sexuales esporádicas sin preservativo, el uso ocasional de equipo de inyección de drogas, o el riesgo de agresión sexual, por ejemplo, para quienes realizan sexo comercial.
Mayor autonomía
Con el objetivo de proporcionar más evidencia sobre este enfoque, un equipo de investigadores canadienses llevó a cabo un estudio retrospectivo evaluando la PIP en dos clínicas de VIH en la ciudad de Toronto.
Después de brindar asesoría a personas seleccionadas con exposiciones poco frecuentes pero riesgo elevado de VIH, se les recetó PIP como medida preventiva.
La PEP debe iniciarse lo antes posible después de las relaciones sexuales y, en todo caso, dentro de las 72 horas posteriores. Sin embargo, esto puede resultar complicado, ya que las exposiciones pueden ocurrir en momentos y lugares donde acceder a los fármacos no es fácil, como durante fines de semana o viajes. Es entonces que la PIP aborda esta dificultad al proporcionar a las personas autonomía sobre su tratamiento preventivo del VIH.
A pesar de que existen dos fármacos utilizados en PrEP que pueden prevenir la infección por VIH en el organismo, la PEP, que es esencialmente un tratamiento muy temprano, requiere un régimen más potente de tres fármacos tomados durante 28 días.
En el análisis retrospectivo que incluyó a 112 personas a las que se les prescribió PIP entre febrero de 2016 y diciembre de 2022, se encontró que la mayoría eran hombres gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, con un promedio de edad de 37 años. Durante el seguimiento, 31% de los participantes se administraron el tratamiento antirretroviral después de la exposición sexual.
A partir de estos datos, los investigadores concluyen que la PIP se perfila como una estrategia innovadora para la prevención del VIH en personas con exposiciones poco frecuentes pero de alto riesgo. Brinda autonomía a las personas sobre su atención preventiva y puede ser una opción más rentable en comparación con la PrEP diaria. Sin embargo, advirtieron que se necesitan más análisis, especialmente en términos de costos y efectos secundarios, para comprender por completo su viabilidad en comparación con otros enfoques preventivos existentes.
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