Entre las personas que reciben tratamiento para el VIH, los niños pequeños presentan la tasa más alta de mortalidad, hasta nueve veces mayor que otros grupos de edad. Sin embargo, las diferencias en la mortalidad entre los niños y las personas mayores que reciben tratamiento antirretroviral no han sido bien descritas hasta hoy.
Un estudio realizado por un equipo de Estados Unidos revisó los datos de 25 países que reciben apoyo del Plan Presidencial de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés).
La investigación fue publicada en la revista científica Morbidity and Mortality Weekly Report, y señala que dada la relativamente alta tasa de mortalidad global entre niños menores de 5 años en general, aquellos que viven con el VIH y reciben tratamiento antirretroviral podrían experimentar una mortalidad excesivamente alta en comparación con las personas mayores que viven con el VIH y reciben tratamiento.
Estrategias para mejorar la supervivencia
La investigación abarcó datos desde octubre de 2020 hasta septiembre de 2022. Según los resultados, del total de personas con VIH que reciben tratamiento antirretroviral, el 4.9% de los bebés menores de 1 año y el 2.5% de los niños de 1 a 4 años de edad mueren cada año. Esto en comparación con el 0.5% de los niños de 5 a 14 años, el 0.7% de las personas de 15 a 49 años y el 1.4% de las personas de 50 años o más, en este mismo grupo.
Según lo reporta el sitio web Healio, los hallazgos destacan que existe un riesgo persistente de muerte entre los niños pequeños con VIH a pesar de recibir tratamiento antirretroviral, y enfatizan la necesidad de brindar servicios oportunos de salud pediátrica y de VIH para promover su supervivencia y bienestar.
El equipo de investigación también mencionó varias estrategias que pueden ser utilizadas para optimizar la atención del VIH en niños y niñas que viven con el virus. En primer lugar, se debe diagnosticar a los niños tan pronto como sea posible y vincularlos a un tratamiento antirretroviral optimizado, es decir, con los medicamentos más modernos y efectivos disponibles.
En segundo lugar, es necesario asegurar que los niños con VIH continúen en una atención y tratamiento efectivos del VIH conforme avance su edad, y esto se logra a través de modelos de entrega de servicios diferenciados centrados en la familia.
También recomiendan prevenir, identificar y manejar de forma integral la enfermedad avanzada por VIH y sus complicaciones, como pueden ser la tuberculosis y la desnutrición aguda grave.
Por último, los autores sugieren asegurarse de que los niños menores de 5 años que viven con el VIH reciban servicios pediátricos generales oportunos, como las vacunaciones, suplementos alimenticios y tratamiento contra el paludismo, todo lo cual puede mejorar su salud y posiblemente reducir la mortalidad relacionada con causas pediátricas comunes de fallecimiento.
“Estas estrategias, como se destaca en la guía de planificación operativa de PEPFAR (…), tienen el potencial de prevenir la muerte, reducir las desigualdades que enfrentan los niños menores de 5 años que viven con el VIH y contribuir a las medidas globales para poner fin al sida infantil para el año 2030”, señalaron los autores.
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