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La educación entre iguales empodera a las personas con VIH

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Tina Gutiérrez

Participar en programas de educación entre pares puede generar importantes mejoras en la salud de las personas que viven con VIH, beneficiando tanto a quienes comparten conocimientos como a quienes los reciben.

La educación entre pares es un método de aprendizaje en el cual la persona que enseña y la que aprende están en igualdad de condiciones o compartir características en común. En el caso del VIH se ejemplifica con personas que viven con el virus y brindan conocimiento sobre éste a otras que también tienen la infección.

Así investigadores de las universidades de Rochester y Colorado, Estados Unidos, realizaron una investigación cuyos resultados fueron publicados en la revista PEC Innovation, y encontraron que la educación entre pares en el contexto del VIH puede ser un importante medio para empoderar a las personas.

Esta estrategia es eficaz tanto para mejorar la salud de las personas con las que comparten conocimientos como para el bienestar de quienes brindan dicha educación.

Un hecho comprobado

Hoy en día, es cada vez más común que las investigaciones sobre VIH involucren a personas que viven con el virus para que realicen tareas educativas entre los participantes, explica el sitio web del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH).

Estas intervenciones que incluyen a pares han demostrado brindar mejoras significativas entre los participantes en varios aspectos de la salud, como tasas de pruebas de VIH más altas, mayor adherencia al tratamiento, mejor entendimiento de la salud y mayor aceptación de las prácticas de prevención.

Para comprender mejor por qué esta estrategia es efectiva, los investigadores se basaron en la Teoría del Aprendizaje Social. De acuerdo con esta teoría, aquellas personas que observan y practican un comportamiento social, siguiendo los principios de atención (prestar atención al comportamiento relevante), retención (memorizar información), reproducción (ser capaz de poner en práctica el comportamiento observado) y motivación (tener una razón para querer llevar a cabo ese comportamiento), tienen más probabilidades de adoptar ese comportamiento por sí mismas y mejorar su autocuidado.

Además, quienes actúan como pares también obtienen beneficios personales, como un mayor sentido de empoderamiento, autoestima, desarrollo de habilidades laborales y ampliación de su red de apoyo social. Esta colaboración entre personas que tienen una experiencia compartida no solo beneficia a quienes reciben orientación, sino también a quienes la brindan, lo cual crea un círculo de apoyo mutuo entre las personas con VIH.

Ayudar es bienestar

El estudio buscó evaluar si el hecho de impartir sesiones de capacitación sobre salud relacionada con el VIH afectó los comportamientos de los propios pares en torno al virus. Para ello se reclutó a cuatro participantes y se les dio seguimiento durante tres años. En el grupo había una mujer y tres hombres.

Los resultados de los cuatro pares se compararon al final con datos del estudio GREAT, que investigó el impacto de una intervención dirigida por pares en el conocimiento, las habilidades y la confianza de las personas con VIH en el manejo de su propia salud. Se usaron escalas de medición para evaluar el grado de manejo de su propia salud y atención médica, así como la eficacia en la adherencia al tratamiento.

Los pares reflexionaron, mediante entrevistas, acerca de su experiencia al dirigir sesiones de capacitación. Los cuatro entrevistados coincidieron en que la mejor manera de educar sobre el VIH era convertirse en modelos a seguir. Por ejemplo, un participante dejó de fumar como un comportamiento positivo para mejorar su calidad de vida.

Los pares del estudio encontraban motivación al ayudar a los participantes de las sesiones de capacitación. Dijeron que se sentían bien al poder devolver algo a las personas de su comunidad que probablemente necesitaban más ayuda.

Al revisar los resultados de las encuestas sobre manejo de la salud, se observó que los pares obtuvieron calificaciones más altas en comparación con los participantes del estudio GREAT. Sin embargo, no se encontraron diferencias significativas en la adherencia al tratamiento, a pesar de que todos lograron mantener el VIH bajo control durante los tres años de la investigación.

Para los autores, estos hallazgos sugieren que la educación entre pares puede ser un medio efectivo para empoderar a las personas con VIH, lo que a su vez puede mejorar sus resultados de salud. Este enfoque podría ser escalable y sostenible, ya que beneficia tanto a las personas usuarias como a quienes brindan la educación entre pares.

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