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Explican las particularidades del VIH en mujeres cisgénero

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Tina Gutiérrez

Varios estudios han demostrado que es esencial considerar tanto el sexo y como las disparidades de género al evaluar, diagnosticar y tratar a las personas que buscan servicios de salud. Esta perspectiva diferenciada es muy importante para garantizar una atención médica efectiva y adaptada a cada persona.

El VIH no escapa a esta premisa, y el Grupo de Estudio del SIDA (GeSIDA) de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica ha puesto especial énfasis en ello.

Como lo reporta el sitio web Somos pacientes, el organismo ha subrayado la importancia de prestar mayor atención a las cuestiones biológicas y sociales que demandan un enfoque diferenciado del VIH en mujeres cisgénero, en comparación con los hombres.

Diferencias biológicas

La doctora Rosario Palacios, presidenta de GeSIDA, señala que los estudios y ensayos clínicos han tendido a incluir predominantemente a participantes hombres, en especial aquellos que tienen relaciones sexuales con otros hombres. No obstante, se sabe que existen disparidades en la patogénesis de la infección por VIH entre los dos sexos biológicos, así como en la toxicidad y tolerabilidad de los medicamentos entre ellos.

Además, se destaca que existe casi el doble de probabilidades de adquirir el VIH a través de relaciones sexuales vaginales no protegidas, debido a la vulnerabilidad de la mucosa vaginal frente a la mayor carga viral del semen.

Por otro lado, en España y otros países europeos, el porcentaje de mujeres con VIH ha sido consistentemente menor que el de hombres, situándose actualmente en el 15%. Sin embargo, las mujeres tienden a recibir el diagnóstico más tarde y, como resultado, a encontrarse en una situación inmunológica más precaria que los hombres.

Con el objetivo de mejorar esta situación, el GeSIDA enfatiza la necesidad de implementar estrategias diferenciadas. Esto se refleja, por ejemplo, en la investigación, donde es crucial desarrollar estudios específicos que tengan en cuenta la evolución del organismo de las mujeres cisgénero a lo largo de las distintas etapas de su vida, como la menopausia, que conlleva la pérdida de estrógenos y se suma a las alteraciones metabólicas del tratamiento antirretroviral.

El papel de la salud sexual y reproductiva

El tratamiento del VIH en mujeres embarazadas es posiblemente el área donde se han logrado mayores avances. Actualmente se dispone de una base de evidencia más sólida gracias a la realización de estudios clínicos continuos y la actualización de documentos de consenso multidisciplinarios, como el reciente publicado por GeSIDA junto con otras sociedades científicas. Hoy por hoy, el tratamiento previo a la concepción es la estrategia más efectiva para prevenir la transmisión vertical del VIH.

Además de las diferencias biológicas, según GeSIDA, los factores sociales, económicos y culturales pueden tener un impacto significativo en la vulnerabilidad de las mujeres frente al VIH. A nivel mundial, la desigualdad en las relaciones sociales, afectivas y sexuales expone a las mujeres al riesgo de adquirir el VIH. Las disparidades de poder y la dependencia económica también influyen en el acceso a información y afectan la capacidad de tomar decisiones sobre la propia salud sexual.

La situación actual sigue mostrando desigualdades de género en la salud sexual y reproductiva, especialmente en los segmentos socioeconómicos más desfavorecidos. Las jóvenes aún enfrentan presiones para tener relaciones sexuales tempranas, tienen escasa capacidad para negociar el uso del condón y se ven obligadas a asumir la responsabilidad y las posibles consecuencias de la anticoncepción de emergencia, así como del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.

Por lo tanto, especialistas del GeSIDA consideran crucial desarrollar estrategias de prevención del VIH desde una perspectiva de género. Instan a considerar cómo los roles, estereotipos, identidades y normas de género afectan la salud de las mujeres, así como la forma en que las disparidades determinan su exposición diferencial a riesgos, información, recursos y atención médica.

La prevención del VIH debe dirigirse a las mujeres en todas las etapas de sus vidas, desde la adolescencia hasta la edad adulta, sostiene la doctora Palacios. Es fundamental enfatizar el uso de métodos de barrera, como los condones externos e internos, y dependiendo de las circunstancias, se debe considerar el inicio de un programa de profilaxis preexposición (PrEP), concluye.

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