¿Por qué es importante hablar de sexo en las escuelas?

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Sheila

Hablar de sexo en las escuelas es tan importante como aprender física o historia. Los conocimientos que se adquieren en esos espacios nos dan herramientas para manejarnos en la vida, ya sea cuando queremos colocar un mueble o en la interacción con otras personas. Por eso, y porque la sexualidad es una parte importante de los seres humanos, el aprendizaje sobre cómo tener una vida sexual más saludable es fundamental.

Sin embargo, al pensar en educación sexual, muchos padres y madres tienen miedo de que se hable de esto en el aula, pero quizás su temor proviene más de lo que se imaginan que se dirá, más que por el mero hecho de que se mencione la sexualidad frente a niños, niñas o adolescentes. Educar en sexualidad no es incitar a hacerlo, sino brindar herramientas para que, cuando se comience a practicar, se haga en mejores condiciones de salud física y emocional.

No se puede hablar de sexo por igual

El objetivo de hablar de sexo en las escuelas es brindar a niños, niñas y jóvenes la información precisa y apropiada para su edad acerca de la sexualidad, la salud reproductiva y lo que implica iniciar una vida sexual. Esto significa que en los primeros años de estudios, los conocimientos deben estar pensados para niños y niñas pequeños, con conceptos que se vinculen con su vida diaria, por ejemplo, higiene de los genitales, privacidad, consentimiento, etcétera.

Si entendemos esto, sabemos que no hay una sola forma de educación sexual, aunque los programas deberían cumplir algunas características planteadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), tales como:

  • Definir un plan de estudios.
  • Dar información científicamente correcta.
  • Adaptarse a las diferentes edades.
  • Ser integrales, es decir, abarcar los temas de sexualidad, salud sexual y reproductiva a lo largo de la infancia y adolescencia.

Además, más allá de hablar de la biología y cómo funcionan los “aparatos reproductores”, es importante educar sobre el respeto, el consentimiento, la autonomía del cuerpo, las relaciones de pareja y la familia.

Hay que tomar decisiones informadas

Contrario a lo que se pueda creer, hablar de sexo no significa “incitar” a que chicos y chicas menores de edad comiencen su vida sexual. Más bien, se trata de brindarles herramientas, habilidades y conocimientos que les servirán para proteger su salud cuando llegue el momento de iniciarla.

De acuerdo con la ONU, se ha demostrado que la educación sexual tiene resultados positivos en salud a lo largo de toda la vida, ya que hace más probable que se retrase el inicio de la vida sexual y que cuando esto suceda, las y los chicos sepan cómo usar métodos anticonceptivos o el condón, como herramienta que previene infecciones de transmisión sexual (ITS).

Por otro lado, la importancia de empezar a hablar de sexo desde edades tempranas radica en que se ayuda a los infantes a entender y prepararse para los cambios físicos y emocionales de la adolescencia y a gestionarlos mejor. También es importante que aprendan que el respeto por el cuerpo de otras personas es un factor indispensable en las relaciones humanas, lo que les puede ayudar a identificar situaciones de abuso y violencia.

Hablar de sexo en todos lados, mejor que no hablar nunca

Quienes todavía se preocupan porque la educación sexual sea una “mala influencia” para las y los menores de edad, tal vez estén perdiendo de vista que la información verídica, científica y precisa no tiene por qué contraponerse a los valores morales de cada persona, familia o comunidad.

Si en la escuela un pequeño aprende sobre las partes de su cuerpo, sus funciones o la forma en la su cuerpo puede y no puede ser tocado, esto no descarta que en casa (o en su comunidad religiosa, por ejemplo) aprenda que la vida sexual hay que reservarla para la edad adulta o para el matrimonio. En todo caso, dentro del matrimonio habría que poner en práctica los mismos conocimientos sobre el cuerpo, el consentimiento, el respeto por la otra persona y los métodos anticonceptivos, si se decide usarlos.

Por todo esto, hablar de sexo en las escuelas no es ninguna amenaza para las generaciones más jóvenes, por el contrario, les dota de conocimientos que mejoran su autocuidado, su calidad de vida y sus relaciones con los demás.

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