Ejercitarte en el gimnasio es una de las formas más comunes de cuidar el cuerpo y la mente, y si vives con VIH también es una gran opción para ti. Dedicar un tiempo para fortalecer tus músculos, mejorar tu agilidad o tu condición física ayuda mucho a tu bienestar y previene problemas médicos causados por el sedentarismo.
Si estás por comenzar una rutina de gimnasio o si hace poco que recibiste tu diagnóstico de VIH, podrían haberte surgido algunas dudas. “¿El virus puede transmitirse por no limpiar las máquinas?” o “¿Es seguro ducharse en el mismo lugar?”. No es raro que puedas hacerte estas preguntas, ya que aunque hoy en día existe más información sobre el VIH y sus vías de transmisión, también es cierto que los mitos persisten y es importante derribarlos con datos confiables y sin prejuicios.
Disfruta el esfuerzo
Lo primero que hay que saber es que el VIH no se transmite por el sudor, el contacto con superficies, ni el uso compartido de objetos o espacios. El virus solo puede transmitirse a través de ciertos fluidos corporales (como sangre, semen, fluidos vaginales y leche materna) y en condiciones específicas. Es decir, no hay ningún riesgo de transmitir el VIH por levantar las mismas pesas, usar las mismas máquinas o ducharse en el mismo vestidor.
Este tipo de temores suelen venir de la desinformación. El VIH no vive fuera del cuerpo humano por mucho tiempo, y además no sobrevive en superficies como mancuernas, colchonetas, inodoros o regaderas. Tampoco se transmite por besos, abrazos, por compartir una bebida o un baño.
La limpieza general es importante
Los gimnasios deben mantenerse limpios por razones generales de higiene, no por temor al VIH. Limpiar el sudor de los aparatos después de usarlos o usar sandalias en la regadera tiene el objetivo de evitar hongos o bacterias comunes, no tiene nada que ver con prevenir una infección como el VIH. Cuidar la higiene no significa tener miedo ni discriminar, sino compartir los espacios de forma respetuosa con todas las personas.
Lamentablemente, muchas personas que viven con VIH han experimentado estigma en espacios como los gimnasios: miradas incómodas, comentarios o incluso rechazos si alguien más se entera de su diagnóstico. Esto ocurre porque aún circulan ideas equivocadas sobre cómo se transmite el virus. Por eso es tan importante hablar de estos temas: la información es la mejor forma de romper prejuicios.
Que el VIH no interfiera con tu autocuidado
Cada quien tiene derecho a cuidar de su cuerpo sin miedo ni vergüenza. Las personas con VIH, como todas, deberían hacen ejercicio, sudar, esforzarse y entrenar, y disfrutarlo como cualquiera. Vivir con VIH no significa un mal estado de salud permanente ni representa un riesgo para quienes comparten el mismo espacio. Recuerda que, con tratamiento, quien vive con VIH puede alcanzar una carga viral indetectable y mantenerse en óptimas condiciones.
En resumen: sí, se pueden compartir pesas, duchas y máquinas cuando vives con VIH sin ningún riesgo. El gimnasio debe ser un espacio libre de discriminación, donde todas las personas puedan sentirse bienvenidas, sin miedo a juicios o exclusiones por su estado serológico. La próxima vez que vayas a entrenar, recuerda que un cuerpo sano también empieza por una mente informada.
Combatir los mitos sobre el VIH es una forma poderosa de construir espacios más seguros y amables. Si alguna vez tuviste dudas, ahora sabes que el gimnasio no es un lugar donde el VIH pueda transmitirse. Y si conoces a alguien que sigue creyendo lo contrario, ¡comparte esta información! Así vamos eliminando el estigma.
Recuerda que si tienes un diagnóstico de VIH, pero no has iniciado tu tratamiento antirretroviral, o si lo suspendiste y quieres retomarlo, en AHF República Dominicana podemos ayudarte. Acércate a nuestras oficinas o escríbenos por WhatsApp y haz una cita ya.