El cuerpo es maravilloso, pero no siempre produce suficiente lubricación natural. Ahí entra en juego el lubricante, un básico que mejora la experiencia sexual. ¡Y mucho! Aunque es un artículo fundamental, no todo el mundo lo tiene a la mano. Si alguna vez has sentido que “algo se atora” en la cama, sigue leyendo.
Por qué el lubricante es tu arma secreta
Sea en sobrecitos o sachets, o una botellita en mano, no salgas sin él.
- Hace que todo resbale mejor. La penetración (vaginal o anal) se vuelve más suave y placentera. Recordemos, de entrada, que la región anal no produce ningún fluido que facilite la penetración.
- Reduce el riesgo de irritaciones y microlesiones. La fricción excesiva puede causar molestias o pequeñas heridas que nadie quiere.
- Mejora el uso del condón. Reduce el riesgo de que se rompa y mejora la sensación.
Tipos de lubricantes: ¿cuál elegir?
No todos los lubricantes son iguales. Dependiendo del tipo de sexo que tengas y de tus preferencias, algunos te convienen más que otros.
- A base de agua: El más recomendado. Seguro con condones, fácil de limpiar y sin riesgo de dañar juguetes sexuales.
- A base de silicona: Ideal para sesiones largas. No se seca rápido, pero no es compatible con algunos juguetes de silicona.
- A base de aceite: Suave para jugar, pero ojo: puede dañar los condones de látex.
Sexo anal y lubricante: una combinación obligatoria
Si vas por la puerta trasera, el lubricante no es opcional: es esencial. Como decíamos, el ano no genera lubricación natural, así que si no quieres una experiencia dolorosa (o peligrosa), usa suficiente lubricante a base de agua.
Y si alguna vez pensaste en usar saliva como lubricante… piénsalo dos veces. No hidrata tan bien, se seca rápido y puede transmitir bacterias e infecciones.
Consejos finales para un mejor desliz
- Aplica la cantidad correcta. Más no siempre es mejor, pero tampoco te quedes corto.
- Reaplica cuando sea necesario. Si sientes fricción, pon un poco más.
- Evita los lubricantes con sabores o perfumes para el sexo vaginal, pueden alterar el pH y causar infecciones.
- Haz pruebas antes de la acción. Algunas pieles son sensibles. Un test previo en la mano te puede ahorrar molestias.
- No uses aceites caseros como lubricante. Aceites como el de coco o el de bebé pueden parecer una opción, pero pueden causar infecciones y dañar el látex de los condones.
- Guárdalo en un lugar adecuado. Evita exponerlo a temperaturas extremas para que conserve su efectividad.
- Verifica la fecha de caducidad. Sí, los lubricantes también vencen. Usar uno caducado puede ser menos efectivo y hasta causar irritaciones.
- Experimenta con diferentes tipos. No todos los lubricantes se sienten igual, prueba varias opciones hasta encontrar el que mejor te funcione.
- Comunícate con tu pareja. Lo decimos hasta el aburrimiento, pero es verdad. Hablar sobre lo que les gusta o lo que no les funciona puede hacer la experiencia mucho más placentera.
Disfruta sin preocupaciones
Usar lubricante bien hace la diferencia entre una sesión placentera y una experiencia que podría salir mal. Así que elige el correcto y no tengas miedo de usarlo. Y si quieres saber más sobre sexo seguro, pruebas de VIH o más tips para disfrutar sin riesgos, en AHF República Dominicana estamos para ayudarte. ¡Búscanos y sigue explorando sin tabú!